En la obra del crepúsculo, guiaba a mi confidente a un bosque. Más avanzábamos, más temor tenía, y paso a paso, actuaba con más intensidad. Maktub estaba calma, en su mundo, como siempre. Al llegar a los primeros árboles, el bosque no parecía tan aterrador. Observando los arbustos y los largos pinos, el miedo se iba retirando, y la fascinación venia en su lugar.
-Que árboles más espléndidos -dijo Maktub.
Asentí con la cabeza, hipnotizada por la belleza de cada uno de ellos.
Nos adentramos en el bosque, y notamos detrás de un arbusto, un niño. Tímido, no se animaba a salir. Seguramente sospechó que éramos seres malignos. Me detuve a observarlo, sin emitir sonido. El pequeñín, ahora más confiado, salió de su escondite y se acercó a nosotras.
-Me llamo Mirlan. Estoy aquí porque ustedes me llamaron -dijo el.
Nos hablo en un idioma desconocido, pero que entendía perfectamente. Observe a Maktub y note que ella también había entendido. Toda mi atención estaba en un espiral de color verde que tenía el ser en su entrecejo.
-¿Que significado tiene el espiral en tu entrecejo? -Le pregunte curiosa, satisfaciendo a mi intuición que sentía que era más importante preguntarle sobre su espiral que responder a su presentación.
-Es mi caja de recuerdos. Allí residen todas las experiencias de cada una de las personas que vinieron aquí, la suya estará acá también -me explico Mirlan, y prosiguió -¿Quieren dar un paseo?
Extrañadas, nos miramos.
-¿Por qué no? -Acotó Maktub.
La mire, y emocionada por el misterio de la situación, añadí:
-Vamos.
Comenzamos a caminar, y a medida que nos adentrábamos más y más en el bosque, las criaturas salían de arbustos y troncos, que parecía que eran sus hogares.
Mirlan nos explicaba que era la reencarnación del sentimiento: amor. Por eso su espiral era de color verde, el chakra corazón se representa en ese color. Misteriosamente, no me sorprendí, y tome lo que me dijo como algo natural. Seguimos caminando y nos encontramos con una mujer de presencia pero de aspecto sereno, también con su espiral en el entrecejo, pero de color azul. Conociendo los colores de cada chakra y conociendo la historia de Mirlan, supuse que esta mujer reencarnaba en la intuición. Y que cada ser del bosque reencarnaba en un chakra. Ésta saludo a Mirlan y se fue, caminando para un lugar del bosque, que con solo mirarlo supe que había obscuridad en él. Quise ir, pero Mirlan me detuvo, y me explicó que de ese lado del bosque estaban los sentimientos obscuros. Y fue ahí, en ese momento, que entendí nuestro propósito en este bosque. Éste representaba a la persona, con su lado obscuro y su lado luminoso. Y Maktub y yo teníamos algo que aprender de cada uno.
Continuará...