Como la Esperanza
En el precioso naranjal del horizonte,
Se despereza con su perpetuo verde
Y entre sus hojas asoma inquieta
Suave, pequeña, turgente, carnosa
Un corazon duro, noble y un sabor…
Recuerdo de los Dioses.
Quien da este fruto no es un simple árbol
el centinela de hojas perennes…
Es centinela de la humanidad.
Pero esto no es el huerto de los olivos,
ni ese lugar llamado Getsemani,
Tampoco es mesa de la última cena
y una aceituna, no es para poetizar...
Es el color, verde, verde de tonta esperanza
El que atrae su atención, color de olivo,
de piedras preciosas, Color de ojos
de su predilección…
Corre la vista y se posa en un guante,
con lana verde alguien lo tejió
Y su cadena llamada bufanda
ciñe ese cuello con moderación…
Cierra sus ojos cansados, concentrada
toda ella en su pura e inocente humanidad.
Observa el negro del cielo ya oscuro,
el blanco brillo de la blanca luna
piensa…la blanca sabana esperando está…
Yace en el suelo la última pregunta,
¿fue la aceituna quien la llevo a esto?
¿O el color verde con su maldición?
Estella, 23 de mayo 2012.-