Amaneció y comenzo a brillar tristemente el cielo en la estrechada ladera de mi vida,
establezco reglas que aparecen en mis sueños,
soy el mensajero de los dioses, de los hombres,
de los viajeros y los oradores.
Cruzo las fronteras del temor con mis brazos alados,
Desde niño me gustan las osadías,
le robe amores a los dioses,
bese a Afrodita que nació de la espuma del mar y el deseo.
Me arroje al vacio, enamorado, y así establecí la tierra.
Repartiré mi amor en los demonios hasta encontrarte…