En la otra orilla te susurran los gritos de mi alma,
te acarician los golpes de mi fe,
de mutilan mis besos
abstractos,
En la otra orilla, te caminan mis pasos cansados
te cantan mis desafinos, en coro,
te abrazan mis huesos,
enteros,
En la otra orilla mi voz te despierta en la mañana
y el canto de las aves no existe
la lluvia no cae,
amarga,
En la otra orilla el antónimo de mi nombre se alarga,
y los tacitos sujetos se te acercan
y tal vez no existo
misterioso.
En la otra orilla, tu lengua distinta no distingue,
los susurros de mi conciencia,
los textos de mi letra,
¡y quiza mi verso aún no te ha nacido!