Y al besarte moriré,
me moriré en tus labios
de fácil sonrisa y palabras torpes,
y de mi lánguida voz escapara
el ultimo suspiro de vida.
Tu nombre.
¡Bendita sea mi alma!
¡Al besarte dejare de existir!
Pero como no te he besado,
no he rosado tu carne
con mis labios,
y no has reído fácil
ni dicho palabras torpes.
Aun sigo viviendo
esperando morir.