Cansada y con rencor,
le pido explicación,
a mi pobre corazón.
Es que hoy se siente herido,
y no sabe la razón.
Al no encontrar respuesta alguna,
se une la Luna,
abriéndome sus puertas,
de gran sabiduría.
Y es que me explica con cariño,
que no es mi corazón el herido.
Sino esa imagen mía,
que se siente ofendida.
Esa imagen que guarda,
a mi importancia personal,
y la incita,
a que crezca cada día más.
Pero no va a ser así,
ya que al fin tome las riendas.
Y la alegría me brota,
pues se dio a conocer,
que su poder solo funciona,
si me entrego a mi padecer.
Y de esta nueva reflexión,
nace un cambio en mi interior.
Ese nacimiento,
vendrá con amor,
y paz interior.
¡Que serenidad!
Al fin puedo cantar,
tranquila y con bondad.