Cuando con coqueta y sensual pasión
Muestras tu desnudez
Llegada es, portento, la ocasión
de admirar con mudez
De diamante y de brillante cristal
La singular belleza
Que esconde tus vestidos: lo carnal
En su sensual pureza.
Sólo suspiros de mí ser gozoso
Saldrán alborozados
A gritar y cantar que soy dichoso.
¡Suspiros hechizados!