Jhon Carlo

Fantasía inconclusa.

En una casa abandonada,

en un cuadro enmohecido,

se encuentra algún retrato

que mucho se quiso.

 

Era de un ser efímero,

poseedora de una gran belleza,

unas hermosas extremidades

y el mejor vocabulario.

 

Todo para ella era fantasía,

placer y diversión.

 

No fue real,

y sólo en la mente

de aquel artista

adquiría materia y sentido.

 

Él la amaba mucho,

ella le correspondía de igual forma.

 

Su amor crecía y la cordura

de aquel hombre disminuía.

 

Para él sólo estaba ella

y para ella sólo había un él.