cuando ella nos deja...
todo se nos cae al suelo, sentimos los desvelos y se apaga la estrella.
Son todos los océanos
en gotas de rocío,
los que dejo a mis pies.
Castillos y princesas,
carruajes y doblones,
jardines y balcones,
encajes y doncellas.
Son mares de fortunas,
son ríos de riquezas,
son duques y duquesas,
son penas y tristezas,
las que pasé por ella.
En este amor, se fueron
corceles desbocados,
se cayeron estrellas,
se rompieron deseos,
mis sueños se esfumaron.
Atravesé desiertos,
las sombras me cubrieron,
y monstruos y esqueletos
a mi encuentro vinieron.
Acudieron a verme
rostros desencajados,
fantasmas que salían
de tétricos pantanos;
tambores y gusanos
habitan mis oídos,
y un crudo desengaño
clava sus alfileres.
Por ella me jugué
los restos de mi vida,
se laceró mi herida
y cortaron mis miembros...
en ciento y mil pedazos.
La carroza partía,
yo no estaba a su lado,
mi corazón latía...
a ritmo acelerado.
De cárceles oscuras,
los gritos arreciaban
y el sol ya no salía.
Las puertas se cerraban,
y toda la esperanza
vivida en el momento,
se rompía por dentro...
cuando me abandonaba;
diciéndome: ¡lo siento!
Fugándose con otro,
dejándome partido,
como un vaso que cae...
a un suelo de granito.
Y acabó con mis sueños,
convirtiendo en añicos...
mi vida y sus te quieros.
--Soñador Secreto--
Tema escrito, propiedad de Ramón C. Infanzón
07 de septiembre de 2013