Quizás fueron tus palabras o tu total indiferencia,
las que mataron mi ilusión.
Quizás fueron tus actos o la rutina del día a día,
las que cambiaron fascinación y entrega, por agonía y desilusión.
O quizás no tú... sino yo
busco culpables en esta espera, para no aceptar que
estoy aquí más no sé... si te espero a tí.