La tierra era perfecta cuando Dios se la dio al hombre.
Más se fue perdiendo las horas, las auroras y ocasos… Y el temor de muchos no habitó en sus corazones…
Sobre senderos de cemento la maldad se propaga. La epidemia es una lepra que corroe la piel de adentro… Los hombres abren sus fauces y devoran a miles sin importar sin son hombres, niños o mujeres…
Y así se transmutan todos en torrentes dispuestos a sobrevivir…
Más… ¿qué es para ellos sobrevivir?
¿A costa de qué? o de ¿quién?
¡Animales son… todos estos!
Simplemente animales…
Y me pregunto:
¿Dónde acaeció la humanidad de muchos? ¿En qué momento de sus la existencia firmaron con su puños las cláusulas que lo llevaron a lo inhumano?
El mundo va mutando bajo los túneles ruidosos, la masa se convirtió alguna vez en animales de arrastres. A veces son marea que en sus olas se lleva a los cuerpos inertes, luego los escupe sin ninguna piedad… Golpea los cuerpos humillando sus dignidades y simplemente nadie tiene piedad…
Me convertí en sobreviviente que lucha bajo las sombras de incoherencias, aquí no existe la razón y la mente de muchos perdió la cordura…
Todos son orates maniatados en sus propias camisas de fuerzas, arrastrando sus propias frustraciones descargándolas en los demás…
A gritos sordos me vuelvo a preguntar:
¿Dónde falleció la humanidad?
¿Dónde?...
Vaga entre los metales quejumbrosos el respeto mismo al ser humano, gime la humanidad casi invisible que nadie quiere atesorar… El ladrón y la ira a trancos firmes se pasea sobre los rieles del sendero, vestidos van de gala mofándose de su propia maldad…
He visto derramar lágrimas amargas a los pocos que quedan, he detenido mis pasos y mi tiempo para entregar un poco de calma que llevo en mis alforjas…
La insensibilidad emigró de este mundo tan ajeno, la vida rauda desoló la existencia de muchos sobrevivientes…
Pero… ¡no!... aún estamos nosotros, están algunos que suelen extender sus manos…
Y juntos murmuramos en nuestras mentes, más con nuestros ojos gritamos impotentes…
¿dónde acaeció la humanidad de muchos?
¿dónde?...
Ellos… Todos ellos están sordos más no mudos de improperios… Se lamentan diariamente sin darse cuenta que están presos en su propio infierno… Hacedores son de saquear la existencia vuelan los insultos y las bofetadas golpean a muchos…
No hay respeto señores…
No hay respeto por los más débiles…
El pueblo caya y nadie defiende sus valores…
En sus rostros no se ven más que la indiferencia… Llevan consigo sus propias esencias pisoteando a sus pares… Frustrados, reprimidos… ciegos y hambrientos…
“devoran… y devoran la poca humanidad”…
Sobrevivo sin olvidar de donde he salido, no soy débil… No dejaré que me devoren… El gentío sonámbulo se dispone y sale cada mañana y por las tarde sus caras lánguidas exhalan su veneno, perdieron su esencia cada vez más en el camino… Sin fe, sin temor, atragantados van con sus propios miedos… La impotencia arropa las acuarelas de las retiras… llevan todos en alma ennegrecida…
¿dónde mataron la humanidad?
Donde yace… perdida…
Algunos predican sin ser escuchados…
Las perlas nunca han sido para los cerdos…
Sobrevivo sin dejar de ser devorada…