Plasmé en una hoja, palabras que no siento. Quizás sean muy bonitas, pero no son mis sentimientos. Abrumada por el reciente conocimiento, me decidí a crear un dibujo. Cuando dibujamos, liberamos nuestros más obscuros sentimientos y pensamientos, también plasmamos en la hoja, nuestra luz. Si el dibujo sale de nuestra imaginación, será honesto, sin otra opción.
Al dibujar una mujer, noté que sus brazos no iban acorde al cuerpo, que su cuerpo era casi esquelético, y cualquiera que lo viera, percibiría absolutamente nada. Ya que este dibujo, no representa nada... y me di cuenta de que siempre que dibujaba a personas, las hacía así. ¿Por qué hice de sus manos creadores y libres, unas manos sumisas, dominadas, normales? ¿Por qué razón hice de su vientre voluminoso y lleno de vida, un vientre callado, que no dice nada... un vientre \"etiquetado\", es decir, como la sociedad plantea que deben ser los vientres de las mujeres, si yo no estoy de acuerdo, no pienso así? -pensé para mis adentros- Entonces, comprendí... Yo soy así, soy una persona que etiqueta, a mis sentimientos y pensamientos, los podía describir con este dibujo. ¡Si que representaban algo... y cuanto! Mi ego se plasma en una simple hoja, aquellas \"etiquetas\", mi ambición, mi manipulación, mis caprichos, mi obscuridad.
El calor brotó de mi, el calor de la verdad, era tanta la intensidad, que comprendí que era mi fuego interior. Ese fuego que representa mi \"Yo interior\", ¡el fuego ardiente se prendió en mí, el fuego de la Vida, penetrante y vivo!
Soy consciente de mi obscuridad, ya no son sólo palabras, que aunque estén llenas de anhelo, son vacías. Anhelar no alcanza, hay que limitarse a actuar y yo... estoy actuando.