Te di cuanto yo tenía
sin amarte….
Tú eras toda mi vida,
sin amarte…
Y aprendí a hacerlo.
Me enseñaste.
Y cuando te estaba amando
me dejaste.
¿Y dices que es amor
el que tú me entregaste?
No te engañes, vida mía,
no te engañes.
Confundes el Amor
con el sentimiento.
El Amor siempre es Amor
y permanece íntegro.
El sentimiento cambia,
se afloja…
tiene sus momentos,
pero el Amor permanece,,
a pesar de los vientos,
y permite que se limen
los desencuentros
y se amolden al unísono
como piedras de Río,
como cantos rodados,
en su lecho,
Hoy muere este Poeta,
el Poeta del Amor,
por el peso del mismo,
que te entregó el corazón,
y ahora se queda sin vida,
sin causa, ni razón,
pues sin ti no hay motivo
de que crea en el Amor.
Búscate a ti misma,
y no me pidas perdón,
que el Amor no perdona,
sólo acepta ese don
de entregarse y amarse…
sin dejar de ser “yo”.
Y si al fin no te encuentras…
Ya sabes dónde estoy:
en la calle de todos,
sin buscar otro Amor.
Andrés María Contel
8 de septiembre 2.013