Un día de tantos sopla el viento
y se apagan todos los fuegos
grandes o pequeños, no importa.
Lo definitivo y sencillo es que se apagan
Se apaga el cerillo y también el incendio
Igual pasa con las almas nuestras
la que es una brisa leve apenas sentida
y las que son huracanes impetuosos.
Uno ve todo esto al pasar el tiempo
los que vivieron y parecían ser eternos
ya no están, y hasta les ocurre igual a ellos
que un día se apagará hasta su recuerdo
Tener presente esto ayuda a vivir en paz
saber que estamos de paso nada más
una vela consciente que su llama se apaga
en el trato a los otros ser menos intensos
Sabiendo que el instante es lo único real
una gran oportunidad para ser dichosos
y ayudar a que los otros lo sean también
¿Para qué sembrar semillas de odio?