Oscar Perez

El discurso del mercachifle

El discurso del mercachifle

 

Quiero pegarme un tiro de escopeta,

quiero morir después de la retreta,

quiero lavar con sangre mi pasado,

quiero saber después qué me ha pasado.

No tengo ni la tinta de los reyes,

no busco ni la biblia ni las leyes,

nací, me vi morir y me levanto

y hay cosas de este mundo que no aguanto:

mentiras, devaneos, discusiones

y el ruido en que se alejan tus tacones.

Te tuve, te desnudo, te agiganto

y luego nada queda más que el llanto,

un trozo de verdad y dos cervezas

y no querer ver más rompecabezas.

La vida es la guitarra de los sueños,

saber tocarla está entre mis empeños,

pero el silencio es sabio, si no aprendes

la música es saber que no te vendes.

El resto es abrazarse de los días,

pues cada cual va lleno de alegrías,

las tuyas, las de todos, las que faltan

y a veces las de un cuerpo en que te asaltan,

qué labios, qué dulzura, qué deseo,
recuerdos refundados si te veo,

pero si no, nostálgica es la vida

y otro beso puede calmar la herida,

la noche no se ha hecho para ir solos,

por más que lejos vayan, hay dos polos,
a veces nada queda de un encuentro,

pero vuelve a partir todo en el centro,

el pecho es cada día colorado

y entiende de desaires en lo amado.

Pero no todo es cama, por supuesto,

llegamos y partimos con lo puesto,

la piel, la voz, la idea, los excesos

y acaso un par bien dado de esos besos,

el resto, ya les dije: porquería,

ser bueno y evadir la policía,

andar sin taparrabos por el mundo,

ser libre en lo cordial y lo fecundo,

hermano de los hombres, buen amigo,

y cómplice del sol más que testigo,

camisa a rayas, viejos pantalones

y un cielo al que volver mis maldiciones.

No es raro, que el infierno ya las tiene

y el mundo el equilibrio no sostiene,

¿será que es una esfera y va rodando,

cual lágrima de un dios que está soñando,

cual piedra entre garganta y laberinto

u ovillo de piedad en pleno cinto?

Me digo que el dolor no es necesario,

por eso lo administro con gotario,

dos llagas por la flor que se ha perdido,

un grito en plena calle ante el olvido,

la frente que se frunce en el engaño

y un escondite a solas ante el daño.

La vida no sería miserable

si algunos se olvidaran de su sable,

por suerte ya es más bien maravillosa,

lo aprendo de la frágil mariposa,

que nace, que ya deja huevos de oro

y a nadie le escatima su tesoro.

Yo todo lo que tengo son mis sesos,

pero van muy pegados a mis huesos,

por eso los transformo en mil palabras

y tú has de hallar la llave en que los abras,

son tuyos, yo me voy, siempre me marcho,

veía una gotera y ya la parcho,

veía un cielo azul y ya alzo el vuelo,

veía al viejo mar y lo consuelo,

me ofrece un par de copas y al llenarlas

me dice que es lo mismo que vaciarlas,

me río, un buen abrazo, un buenos días,

me marcho a deletrear mis poesías.

Manzanas vendo, lluvia, camisones.

¿Un par, azul? Su vuelto, bendiciones.

 

http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/

 

08 09 13