mario mena mena

MirĂ¡ndome

Cuando camino hasta el borde del precipicio

y alzo el vuelo en doradas alas, sutil, etéreo

En los días que me pierdo de mi mismo

y tengo que buscarme en rincones grises

Desde este punto luminoso, me miro.

 

Cuando los días se ponen húmedos y fangosos

una amargura recubre el borde de los segundos

escucho que algo corroe la confianza que tengo

y entonces me echo atrás de mis pensamientos

 

Tomo distancia de lo que pienso y temo

no es saludable mezclarse de desconfianzas

sentir el abrazo de esos espantos temblorosos

y hundirse en un deseo enfermizo, derrotado.

 

Mejor me voy de mi piel, de esta mente y huesos

a distancia puedo verme más allá de las heridas

de muertos y fantasmas que me aúllan los oídos

Así de lejos no veo las heridas, veo los cuchillos

 

Acepto que hay dolores que uno mismo se infringe

que hay posposiciones que se vuelven serpientes

a los lejos los monstruos se ven más pequeños

y los enemigos no son realmente tan invencibles.