Darío Ernesto

Recuedos Niños

Vago recuerdo tu nombre, enloqueció mi mente con tu belleza.
Tu ser me dio golpes al corazón adolescente, mi sutil arrullo mi comienzo, corriendo por las calles loco y solo en las madrugadas, cuando me diste el
sí, a nuestro idilio, nuestro bello amor inolvidable.

 Corría julio frío a todos,
a nuestro prójimo, mas el amor ardía en nuestras venas, como leña seca.
 Romance de invierno pronto y ardiente en los bosques de mis recuerdos
tú, frente a mi boca y yo temblando de placer por besarla, tímida mi vos
entrecortada, historia real mi vida, mi nostalgia.

Tangible aun al paso de las
décadas, de las primaveras, alli aun pasa mi recuerdo por cada estación
viajando con locura, cada rostro dibujó mi alma, con el tuyo, mía hermosa.
Tanto huye la memoria perdida en el viento viajero, de las épocas, cuan efímero
tu fugaz beso, hoy extraño.

Té fuiste un día a mis pensamientos, a volar por los cielos de mi tristeza, allí te busco entre las estrellas, se que vives y palpitas todavía en mi ser y mi naturaleza, te busco amada entre mi baúl arcaico desconsolado, te nombra mi garganta despiadadamente, haciendo polvo mi pensar.

Se que volverás a mis brazos una mañana a fundirte en mis sueños
regresarás a mi cada otoño en mis últimos deseos a mi retina, reiré loco
de amor por tu presencia en mi éxtasis de mi cofre añejo.

DARÍO ERNESTO MUÑOZ