Jesús Lantigua

LA PAREJA DEL PARQUE

 

Vaciaron las palabras de sus ojos

 

sin dejar de sonreír,

 

olvidados de la muchedumbre,

 

 de los niños traviesos y los pájaros ruidosos.

 

Tensaron sus labios


fundidos en besos apasionados,

 

colmados de caricias y palabras entrecortadas.

 

Se encimaron uno al otro

 

pretendiendo agotar toda la energía que irradiaba de los cuerpos,

 

palpando con las manos sobre la ropa obstinada.

 

Una eternidad degustaron de sus amores

 

ajenos a las furtivas miradas,

 

abandonados a los olores de la piel

 

y la tibieza de los cuerpos.

 

Los dedos de él se posaron sobre su pelvis ansiosa

 

y ella después de ceder unos instantes

 

los rechazó con desgano.

 

Cuando el guiño de la tarde

 

les anunció su pereza,

 

cogidos por el talle

 

entre besos y promesas,

 

serpenteando por la acera hasta tocar el pavimento,

 

caminaron para perderse en alguna esquina

 

apurando la noche

 

con la prisa del deseo.