Señor;
Se que no soy digno de que me mires.
Entiendo que de tu favor no puedo ser merecedor.
Un pecador asiduo he sido, y de tu perdón y
bendición nunca podre gozar.
Pero Bendice y cuida a mi familia, de todo mal
y enfermedad por favor libres.
Son todo lo que tengo, y muy arrepentido me siento.
Así que te pido, de de todo corazón que de todo mal los limpies.
Y sin pensarlo dos veces, a mi castigame con su cruz que
yo sin queja la acepto. Y así de esa manera, mis pecados y los
de ellos tolero.