Lissi

UN PASEO COLONIAL (relato 4 de \"UNA PLUMA VIAJERA\")

 

¿Dónde me encuentro? -Se decía la “pluma Viajera”-, estaba en medio de una calle empedrada con el fondo imponente de un volcán que se veía cubierto por nubes de algodón.  Había descubierto un sitio hermoso, allí absorbería la tinta añeja para expresar sus versos contenidos en el tintero del tiempo.  El viento la hizo retroceder varios siglos y llegó a La Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala (Antigua Guatemala).  Por sus desgastadas calles de piedras habrían caminado pintores, poetas y escultores que dejaron su historia perpetuada en iglesias, fuentes y balcones. Imaginaba el sentido de la rima y la canción reflejado en ruborizados pétalos de bugambilias  adornando milenarios muros de tradición. 


Escudriñó la historia para aprender de memoria la suerte de la “sin ventura”, que quiso ensombrecer el color al morir el conquistador Alvarado.  Luego el resurgimiento de la vida que se escondió bajo el agua y lodo que su volcán embravecido arrojó, para cubrir el yugo opresor.  Después  de la tragedia, el sol de nuevo se reflejó en el arco de Catalina y se escuchó el tintineo de la esperanzadora campana del Hermano Pedro. 


La pluma viajera desde muy niña siguió los cortejos para atrapar el púrpura de las túnicas que acompañaban al Redentor.  Con las musas sirenas del parque se  entera que en 1944 fue declarada Monumento Nacional; veinte años después se constituye en la Ciudad Monumento de América para culminar a los quince años con el honroso título que le confiriera la UNESCO, Patrimonio Mundial Cultural y Natural, convirtiéndose ante los ojos del mundo en un tesoro de fraternidad. 


©Mirna Lissett