Aún si supiera el gran dolor y la profunda tristeza que me dejaría el adiós,
aún si supiera que la soldad embargaría mi alma,
aún si supiera que el desengaño me haría dudar del amor,
volvería a amar con la intensidad con la que amé
porque mi corazón me llevó a recorrer los mágicos misterios del amor
y conocí y viví la felicidad en ese trayecto de mi andar.
Hoy, llena de esperanza y gozosa mi alma,
recorro sin prisa nuevos caminos
con la única certeza de que Dios está conmigo
y en ese entramado de misterios que es la vida,
me acompañará siempre con su bondadoso amor.