El compás repite las mismas canciones,
los mismos sones encubiertos
entre ramas de melancolía y pétalos
de adormeceres eternos...
Tarda mucho en cambiar la esencia,
el esperado síntoma de la verdad
sin rostros enmascarados,
sin voces de eternas promesas rotas...
con sensaciones de un caminar incierto.
Vuela el tiempo sin encontrar las respuestas,
sin abrir las puertas del otro tiempo,
el esperado, el no venido,
el tiempo inalcanzable a nuestro tiempo.
Pero, ni siquiera, en el otro tiempo,
germinan las semillas verdaderas
y, entre silencios pausados de esperada evolución,
sigue sin reproducirse el verdadero sentimiento...
para terminar muriendo
en un perpétuo compás de espera.