Aunque no dieran mucho por tí,
aunque venderte, permutarte o simplemente ofrecerte,
para la mayoría,
se asemejara a un sacrilegio;
con el hoy,
debido menesteroso respeto que me inspiras,
mi Alma,
te confieso,
que soportaría tu perpetua ausencia
por un inestimable segundo
con él.
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