He de decirte cuánto es mi anhelo
que al contemplar el cielo,
cual si de novia delicado velo
en las dibujadas cirrus veo.
He de decirte que al percibir
la fresca hierba de los prados
sentirla quiero,
contigo yaciendo a mi lado.
He de decirte que al escuchar las aguas correr
fluye en mi interior el cristalino amor
que me sumerje en la dulzura de solo ser,
con euforia, sin ningún dolor reconocer.
He de decirte que en todo gran querer
el dar es menester
para el mismo hacer crecer
y jamás dejarlo perecer.
He de decirte que en ese anhelo
lo que angustia, lo que aterra,
es cuando sin control afloran
nefastos pensamientos
de no volverte a ver.
He de decirte que en los sueños
la aflicción se advierte
con temor de que todo se derrumbe
al resquebrajarse los cimientos,
quizá no tan firmes si hubiese mal tiempo.
He de decirte que aunque deje de existir,
aquel beso que me diste
siempre vivo en mi estará,
donde quiera que yo more
será el único que reinará.