Mis penas condecoradas una y otra vez,
pensando que más fácil sería
no aceptar un simple hecho...
una realidad que corre por estrechos.
Me imagino la vida
desde un polo opuesto,
queriendo atraer algo de otro extremo,
mi vida siempre fue un jala y tira.
Siempre tuve todo,
todo de nada, a veces,
sólo el silencio banal de la madrugada.
Hoy recordé unas lágrimas,
que a pesar de los reclamos,
nunca agradecí, y ya es tarde.
Tarde porque de mi se alimento la ironia,
carcomió toda sonrisa,
y disfrazó una máscara
de una colorida mentira,
una mueca que se creía riza.
Me preguntan porqué...
porque hace mucho...
murió quien querían.