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SIMÓN EL BOBITO [Autor: Rafael Pombo. Colombiano]

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Simón el Bobito llamó al pastelero:
\"¡A ver los pasteles! ¡Los quiero probar!\"
Sí, repuso el otro, pero antes yo quiero
ver ese cuartillo con que has de pagar.

Buscó en los bolsillos el buen Simoncito

y dijo: ¡De veras! no tengo ni unito.

 

A Simón Bobito le gusta el pescado

y quiere volverse también pescador,

y pasa las horas sentado, sentado,

pescando en el balde de mamá Leonor.

 

Hizo Simoncito un pastel de nieve

y a asar en las brasas hambriento lo echó,

pero el pastelito se deshizo en breve,

y apagó las brasas y nada comió.

 

Simón vio unos cardos cargando ciruelas

y dijo: ¡Qué bueno! las voy a coger.

Pero peor que agujas y puntas de espuelas

le hicieron brincar y silbar y morder.

 

Se lavó con negro de embolar zapatos

porque su mamita no le dio jabón,

y cuando cazaban ratones los gatos

espantaba al gato gritando: ¡ratón!


Ordeñando un día la vaca pintada

le apretó la cola en vez del pezón;

y ¡aquí la vaca! le dio tal patada

que como un trompito bailó con Simón.

Y cayó montado sobre la ternera

y doña ternera se enojó también,

y ahí va otro brinco y otra pateadora

u dos revolcadas en un santiamén.

 

Se montó en un burro que halló en el mercado

y a cazar venados alegre partió,

voló por las calles sin ver un venado,

rodó por las piedras y el asno se huyó.

 

A comprar un lomo lo envió taita Lucio,

y él lo trajo a casa con gran precaución

colgado del rabo de un caballo rucio

para que llegase limpio y sabrosón.

 

Empezando a apenas a cuajarse el hielo

Simón el Bobito se fue a patinar,

cuando de repente se le rompe el suelo

y grita :¡Me ahogo! ¡vénganme a sacar!

 

Trepándose a un árbol a robarse un nido,

la pobre casita de un mirlo cantor...

desgájase el árbol, Simón da un chillido,

y cayó en un pozo de pésimo olor.


Ve un pato, le apunta, descarga el trabuco;

y volviéndose a casa le dijo al papá:

Taita, yo no puedo matar pajaruco

porque cuando tiro se espanta y se va.


Viendo una salsera llena de mostaza,

se tomó un buen trago creyéndola miel,

y estuvo rabiando y echando babaza

con tamaña lengua y ojos de clavel.

 

Vio un montón de tierra que estorbaba el paso,

y unos preguntaban: ¿Qué haremos aquí?

¡Bobos! dijo el niño resolviendo el caso;

que abran un grande hoyo y la echen allí.

 

Lo enviaron por agua, y él fue voladito

llevando el cedazo para echarla en él:

Así que la traiga el buen Simoncito

seguirá su historia pintoresca y fiel.

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©Reservados todos los derechos de autor de Rafael Pombo conforme a la ley vigente

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