Un instante volví a manchar mis manos
con la tinta de tu recuerdo inmortal,
y me desnuda el silencio sepulcral
que mustia reclama recuerdos vanos.
Noto sombra en el reflejo del cielo
lágrimas oculta en mascara de ayer,
pero en tragos salinos vuelve a nacer
en instante cuando muere mi anhelo.
No basta un instante para que muera
mi amor, sufrirá un tiempo mas el dolor,
pues, está encarcelado en tu corazón
esperando que me ame a tu manera,
no importa el tiempo, ni tampoco el rigor
del desprecio, espera es; sin otra razón.
El señor de los fierros
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La posibilidad ronda en mi cabeza, mi honestidad aún no me resulta infame, te amo con certeza…