Navidad oh navidad,
verbo nacido en el cielo,
se pronuncia con recelo
por tanta desigualdad.
El rico en la opulencia
compra con oro el placer
y goza a más no poder
hasta enlodar su conciencia.
Goza con frivolidad
la fugaz algarabía.
así celebra este día
la Fiesta de Navidad.
Mientras que el pobre ¡Oh! Señor
que vive en el arrabal
no tiene ni para el pan,
sólo tristeza y dolor.
Le desgarra el corazón
cuando labios inocentes
suplican: “quiero un juguete
padre mío, por favor”.
Él con desesperación
eleva al cielo sus manos
para pedir un regalo
al mismísimo Señor;
Pero aquella noche buena
esperada con afán,
será una noche más,
será una noche cualquiera.
No preguntes ¿dónde está
el hijo de Dios nacido?
No ves que a tu lado un niño
hambriento y desnudo va
por las polvorientas calles
descalzo y desamparado,
por el mundo abandonado,
cargando su cruz a cuestas.
Yo comparo y veo en él
al mismo hijo de Dios
que padeció el desamor
en este mundo al nacer.
A mi juicio y con razón
quiero decirte mi hermano
que si eres un buen cristiano
no permitas por favor
que a este rostro angelical
turbe la melancolía ,
regálale en este día
una pizca de bondad.
Y si abundara en tu mesa
sabroso vino y manjar,
compártelo sin dudar
tan apetitosa cena
con el indigente anciano
o con el hambriento niño,
y bríndale tu cariño
profundo de ser humano,
porque de la inmensidad
Dios mira con ojos fijos
como celebran sus hijos
la fiesta de navidad.
José Eugenio Sánchez Bacilio (Jesbac)