De niño me asolaba preguntandome
en qué tierra habría de sembrar mis hijos,
de qué mundo será mi mundo,
dónde estará la miel para mi paladar.
Pasó el tiempo debido y
llevé mi arado sin desesperar,
conocí continentes llenos de Europa,
Asia, Africa, pero me quedé
con mi AMERICA INDIA
colmada de quenas
y en su sonrisa blanca como la luna
anclé ciego de alegría, cual manso
león que dormitó junto a sus montañas
y bañó de polen su parcela.
Me dediqué a besar tu geografía
para construir mi historia que, día a día
se parecía más a la palabra AMOR,
a la dicha inimaginada de tocar el cielo
con su beso y volver trizas el tiempo
adherido a su piel.
En sus playas soy la ola que se regocija
de su paisaje, que se estrella en sus
acantilados para oxigenar mi mar
lleno de peces de colores y de luz,
y aquellos navios ajenos moraron
llenos de soledad y olvido
por que esos mundos no tuvieron
nunca raiz, esa que tienen sus ojos
por los que veo todo como es.
De niño nunca imaginé que habría un sol
como ella, capaz de iluminar mi alma
con tanta sencillez y dulzura,
yo que conocí diversos continentes
soy feliz con mi AMERICA INDIA
llena de quenas, colmada de su sonrisa
blanca como la luna.