Esta noche no te hablo
ni por celular, ni por teléfono
ni por la pantalla de una computadora.
Escúchame desde aquí, desde este CD.
No he querido mantener un diálogo contigo.
Escúchame, nada más...
tanto nos hemos dicho...
que hoy no siento la necesidad
de mantener un diálogo,
sólo escúchame...
cuando te comenté que tenía mis días contados...
te reíste a carcajadas,
y la verdad que eso me molestó.
La cuenta de los días contados
dependen de mí.
No estoy aquí solo por ser un delincuente,
tú me impulsaste a que lo fuera.
Toda la vida he estado rendido a tus pies.
Todos los días de mi vida
fueron completamente distintos,
antes de conocerte.
No era feliz.
Te conocí a tí,
y todo fue en ese tiempo,
el reverso de mi vida.
Lograste hacerme feliz,
como nunca antes había llegado a serlo.
Me estoy comportando correctamente,
sin problemas.
Me han dado la prioridad de poder grabar este CD.
Hoy un amigo a venido a visitarme,
y aprovecho la oportunidad
de enviarte éstas, mis palabras.
Solamente he recibido la visita de un amigo.
En momentos como los que estoy pasando,
uno logra valorar quién es amigo
y quién no.
Le temen a la sociedad,
no quieren ser vistos
ni enterarse que vienen a visitar a un presidiario.
He sido honrado toda mi vida,
toda ella ha sido triste, solitaria,
hasta el momento en que te conocí.
No quiero saber nada del sonido de tu voz.
No quiero escucharla.
Por eso te envío, éstas, las mías.
En un disco que gira y gira,
y que te hace escuchar mi voz,
y mis sentimientos.
Trajiste ansias de vivir
a mi existencia, fuimos...
¿felices?... no sé tú...
Lo fui yo, hasta el momento
que cometí la locura
de robar un dinero que no me pertenecía.
Cambiaste mi vida, para bien y para mal.
Delinquí por ti,
para que pudiésemos tener
una vida más placentera.
Al ser descubierto en mi robo,
comprobaron lo que yo pensé
sería un delito sin que me descubriesen.
Mi intención era compartir contigo
parte de ese dinero robado.
Y por haber decido quedármelo,
solamente una vez viniste a visitarme..
Cuando te comenté que nada te daría,
desapareciste, nunca más me visitaste.
Cinco años me han condenado.
Tres meses recién llevo encarcelado.
Los días se me hacen interminables.
Pero mi condena ha sido justa,
y la acepto con resignación.
Nadie sabe dónde escondí
la pequeña fortuna que robé.
Ni nadie nunca ha de saberlo.
Está en un lugar tan seguro,
que no podrán descubrirla.
Solo yo lo sé.
Quiero decirte que cuando
salga, cuando libre quede,
me iré del país, pero ten la seguridad
que tú no has de ser de la partida.
Pretendiste mucho más de lo que pude darte,
cometí un delito, que estoy pagando
con mi falta de libertad.
Por ti lo hice, pero en este tiempo
no me demostraste amor.
Todo lo tuyo ha sido una mentira.
Lo mío ha sido una realidad.
Me siento como un animal enjaulado.
Con ganas de romper los barrotes
de mi celda...pero trato de calmarme
y lo logro. Le voy restando días a los días.
Estoy apenado, estoy...completamente indiferente
a lo que pueda suceder de aquí en más...
sólo sé que soporto este encierro,
porque cuando quede libre...
mi vida ha de ser distinta,
pero no he de compartir nada contigo.
Me he dado cuenta un poco tarde,
de que lo que lo tuyo no ha sido auténtico amor.
Amo, y y me agrada que me amen de verdad.
Te he amado, pero al comprobar
que tú estabas junto a mí por interés,
y al haberme inducido a cometer un robo,
reconozco, y tú también debes hacerlo,
que no tendrías que haberlo hecho,
ni tu inducción , ni mi robo.
Lo hecho está hecho.
Tiempo al tiempo.
Esperaré, saldré, y me iré muy lejos...
no sé cuál será mi destino, de vida
y estadía, lo que sí sé, es que contigo
no ha de ser...
Por ti me he convertido en esto que soy,
un ladrón, pero no he de darte el gusto
de compartir mi delito
en mi futuro bienestar,
porque no me has demostrado el amor
que necesito de ti.
Escucha, éste mi mensaje, guárdalo,
rómpelo, quémalo.
Tú no me has guardado en tu corazón,
rompiste mi vida, y has quemado mi alma...
Derechos reservados del autor( Hugo Emilio Ocanto - 11/09/2013)