hertydo

isleños

Henos aquí, al borde de nosotros mismos,
cabalgando según la ley de la ignorancia
en el cofre de las apariencias,
donde blanquean nuestros huesos preferidos,
limitados, diminutos
en la extensión y su relieve.
Disparando alas
hacia el sueño diurno
con el sudor etiquetado,
desde una isla de pensamientos parecidos
vemos crecer cosas que han logrado el tamaño de la vida
buscando el aire enterrado del día,
escuchando la tierra definirlas
como inquilino atroz de sus huellas.
Henos aquí, entre cosas que han perdido su distancia
nos vamos alejado de los sueños,
por donde el tiempo de nacer se marchó
dejando frutos en la claridad perdida
con la boca junto al llanto,
el sol se hace adulto
devorando nuestras sombras,
en los mercados azules
libramos batallas bursátiles
con agujas de un reloj místico,
por sus kilos aéreos y góndolas voladoras,
en el mar de voces crecen frases
cosechadas en cristales y espejos
donde los muertos toman en su poder la fórmula
de estar vivos, sobre las palabras
encima de la tierra.