Tu retrato me habla de una edad
que nunca transité.
Caminaste sendas polvorientas,
esquinas de cardones y viejas tablas,
brisas que venían de un lago
apacible y profundo.
Esperándote...
Nunca vi tu sonrisa
ni escuché tu voz,
se alargan en los años
de ausencias, húmedas,
como sombras implacables,
como silencios que se empozan
en lo más hondo de la piel...