(Managua, 24 de diciembre de 2006)
Tengo mi pecho abierto, expuesto.
¿Puedes leerlo?
No son jeroglíficos, no son símbolos.
No está entre nubes, ni entre falsedades anda
Es transparente, claro, cristalino.
Comienza a gemir en el idioma del amor.
¿Puedes entenderlo?
No tiene dobleces, ni doble sentidos.
No es ambiguo, es sincero.
Está mi pecho abierto.
No tiene miedo a ser herido.
No tiene miedo de amar,
aunque su amor no sea correspondido.
¿Puedes corresponderle?
Esa es mi esperanza, Marta.
Tengo mi pecho abierto,
para cuando quieras leerlo,
para cuando quieras entenderlo,
para cuando quieras corresponderlo.