Un grito está silente
entre llamas danzando por el viento
y el alma en su corriente,
fugada del lamento,
vuela con el amor, de ti sediento.
Truena el eco de un grito
en tu alma que aprende del secreto,
querellante en el hito,
enredado en tu seto
sin canto de una lira o de un soneto.
¿Vendrá el viento vacío
de desencadenada melodía?,
¿o mitigará el frío
-que el sol ya no podría-
la brisa de tus brazos en la mía?