EL frío de la noche canta con sus brazos helados
y abraza con voz polar todo ámbito,
todo ser que lo mira esperando
sus frases sin cuerpo, su aliento
de gruta y árboles
por donde cuela su alfabeto.
Es un fantasma que aterra y carga en su lomo
cristales que deposita en el cesped
como una novia en noche de bodas
para desposarse en la piel natura y fértil
rodando a su raiz, dándole vida.
Yo lo combato a punta de chamarra y lana,
con lenguas rojas y amarillas que dan la leña al arder.
Más... !hace tánto frío!,
capa rosa de hielo que se degrana de la soledad
que no puedo atacar con la sonrisa
y esos cristales brotan por mis ojos
taciturnos y tristes bajo una noche
infinitamente negra
infinitamente melancólica
y más infinitamente grande.
¿Cómo ponerle bufanda al alma?
¿cómo enruanarme el pecho?
cómo decirle al mundo que hace más frío
en mi interior que bajo las estrellas
por que bajo ellas ando estrellado
de ausencia.
El frío de la noche llora conmigo,
yo le animo a cantar entre las hojas
que se arrastran bajo su pié
y él me ayuda a rociar las plantas
que mi soledad no abarca.