No permitiré, que mis lágrimas empañen,
de tus besos... la dulce remembranza,
ni que mis suspiros dañen,
de tu amor, la semblanza.
Antes bien, te resguardaré en mi memoria,
junto a los días de Sol, dicha y ventura,
junto a las noches de Luna y gloria,
de cuando al amor, lo escoltaba la locura.
Mi alma, será un santuario,
donde siempre vivirá tu pasión,
y no tendrá término en el calendario,
pues se extinguirá... cuando ya no lata mi corazón!
Claudia Alhelí Castillo
12-09-13