Siento doblar de lejos las campanas
que anuncian en sombras perpetuas mi agonía.
Callado por sendas de amores divagando
voy cantando una canción sutil con armonía.
Todas las sombras de pronto se me acercan
a acariciarme en tenues bríos de congojas.
Y por el cielo brillando en mi mañana
un rayo de luz me anuncia un nuevo día.
Eterna paradoja de mi sino
de mis luces y mis sombras afligidas,
por los ruegos que brotan de mi alma
me tallan ansiedad de muerte y vida.
En el pleno suspirar de mis quebrantos
un susurro me palpita desde adentro,
que me dice y me bendice con un canto
embriagado en juventud y amor eterno.
Viviré...viviré hasta que muera
con el sentir eterno a mis espaldas,
de ver mi ahora entretejido en flores
y un corazón de juvenil encanto.
Que me importan ya los años si me pesan
como rayos que corroen la esperanza,
si en mi pecho late furia de una calma
con ensueños juveniles de añoranzas.
LEO HENRY