Se cumplen 40 años
desde aquel infausto día
que quien debe defendernos,
cumple órdenes asesinas.
Son mis últimas palabras
las que ahora les diré:
“a todo mi amado pueblo
y aunque mi vida daré...
mi mensaje es defenderse
pero no sacrificarse,
no se dejen arrasar
pero no hay que humillarse”
“Mi muerte no será en vano
será una lección moral
para castigar la infamia
de someter a su pueblo
que sólo busca la paz”
Tarde o temprano mi Chile
superará este momento,
que será muy gris y amargo
y que salvará su PUEBLO;
porque a estos viles cobardes
los perseguirá el destino
y los hombres y mujeres
que han quedado en el camino.
Los perseguirán sus hijos
sus nietos, su descendencia
nada ni nadie en el mundo...
dejará en paz sus conciencias.
La Casa de la Moneda
como un invitado ignoto
presenció esos instantes
sin tener ley, voz ni voto.
Quedaron allí tirados
después de tal “terremoto”
el símbolo de un luchador:
ANTEOJOS... CON VIDRIOS ROTOS.
Alicia Santi