Tormentosa mañana de invierno, esfumándose olfatea el perfume en el camino transitado, liberando sus alas a orillas del mar embravecido. El silencio fatiga mi interior, quizás absorto por huellas vacías en el curso inagotable de anhelos profundos. El inexorable paso del tiempo prisionero de sueños dormidos añorando despertar. Percibo el sonido de las olas mientras las mismas humedecen mi rostro, me alejo tratando de aceptar aquellas cosas que no puedo cambiar en la espera de un nuevo amanecer. El eco de una música lejana yace en mi corazón anunciando la llegada de una nueva estación, matizando con flores de varios colores mi profundo sentir en una renovada primavera.
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STELLA CRISTINA ROSENDE TAVELLA