Aquel mi gran amor que me amo sin medida,
Aquel mi gran amor que en mi pecho quedó,
Vino y justificó la razón de mi vida
Y me impulsó a seguirla sin importar dolor:
Recobré la alegría que creía perdida,
Me entregué plenamente, sin poner condición;
Pero ella se marchó, actitud despiadada,
El dejarme sin alma; sin ninguna razón
Ella me abandonaba, me dejó entre la nada,
Decepcionó mi vida, no le importó mi amor
Me destrozó el pecho con tan letal espada
Que hasta extinguió mi aliento: su labor cumplió;
Hoy me he quedado sólo, convertido en suspiro
Prisionero en la niebla y muerto el corazón,
Que mi mundo es cual fosa, cual fúnebre retiro
Donde naufrago herido por el mal que dejó,
Esperando en silencio, en eterno delirio
El final que extermine de mi vida, el amor…