Varado está el tiempo,-carro de las horas-
perdió la dirección a su nombre
que está hecho de plumas y olores mil
a diferentes recuerdos.
Se me ha hecho una laguna de segundos
y suyos -de ella que los molía en las piernas-.
Busqué cerrar el punto de huída de esos instantes
de su oleaje llenos, de todo su piélago
y su sal en mi, pero no pude,
cientos de segundos adheridos a su boca
bramaban como besos sacados de la mágica
agua de mis ánsias y cual si fueran
peces moribundos anhelaban
el aire que sus labios me daban.
Varado está el tiempo,
perdido en su piélago
lleno de buques y gaviotas.
pero ya no viajo en ellos,
no alimento su sueño,
y su nombre aún se desploma
en mi silencio.
Me dí cuenta a regañadientes
que el tiempo que no hayo,
lo utilizo pensando
gratamente en ella,
que ya no le da risa
a mi alegría
ni decora mi mundo
con su presencia.