Descubrí un gran oasis repleto de vida,
de aguas cristalinas, aves y jardines,
un esplendido oasis
que seduce mi alma.
Pues tú amado mío
sombra me brindas
haciendo de tus brazos
ramas que me cobijan
y de todo mal me blindan.
Tus besos son dátiles
que me alimentan como el maná,
que mantuvo a los errantes
atravesando el desierto
en busca de la tierra prometida.
Tus palabras me llegan
apacibles y calmadas
como el canto del ruiseñor
que me despierta en la madrugada.
Tu mirada es el Sol
que sale cada mañana,
que da luz a mi vida,
que me llena de esperanza.
Todo tu ser es un jardín
de rosas perfumadas,
regadas por las aguas
que en tu inmenso oasis
se tornan en fuentes y cascadas.
Creí que nunca hallaría
espinas en rosas con tal fragancia,
pero un día descubrí que las rosas
también lastiman el alama.
Fue tan grande el dolor,
que mi corazón apenado
lágrimas de sangre derramaba.
Tú me lo habías advertido:
por hermosas y perfumadas que sean,
las rosas, rosas son,
y también tienen espinas que nos dañan.
Pese a los resquemores
que producen las espinas,
seguimos siendo felices inquilinos
que este vergel habitan.
Tú sigues siendo mi oasis
que del desolado desierto
me protege y mi sed mitiga.
Autora: Escapitina-Luisa Lestón Celorio
2007
Registrado: Tomo- Bazar de Sentimientos