Entre tus blancas riveras
Bañé tus blancas riveras,
con las embelesadas espumas,
de mi sediento amor.
Te hospedé,
en cálido el recinto de mis hambres,
mientras callada,
te adueñabas,
de mis sedientas aguas,
para aplacar la sequía,
de los dos.
Burbujeaba la noche,
mientras se excitaba el amor,
se abrieron las barreras,
de tu húmedo cauce
y se matizó de azul,
la nueva ilusión.