Chiquita hermosa, gritas que me quieres,
siento en tu amor la llama inextinguible,
a pesar que me abrasa, es apacible.
Sin soñarte solamente en mí tú eres.
Tu ternura me olvida quehaceres,
grita fuerte que me amas, es posible
que sea bien cierto. Amor; accesible
te siento en mis noches y amaneceres.
Tengas tu alma, solo aúna en el mío
y ambulemos nuestra imaginación,
quizás anides tu primavera hoy,
o, en mí mañana, antes que llegue el frío.
El placer será mi veneración,
porque te quiero, te llevo adonde voy.
El señor de los fierros
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Tú eres poema, tu corazón es diadema, no resistí, es la razón que nació este poema…