Siento el fin de las etiquetas,
el dominio de los espejos,
las barcas al borde de la luna
que miran claro,
los sueños que flotan
vacilantes sin necesidad
de palabras,
siento que ha llegado la hora de saltar
del medio, de elegir,
si ser hojas secas a los pies del otoño,
o la sombra del costado añoso
que nos guarda los deseos.
Por mi parte tengo mis alas,
mi corazón tiene un color,
de a ratos la razón es como un adiós a la belleza,
¡pero siempre vuelvo!,
mi espacio está rodeado de viejas canciones,
de libros por los rincones que a media luz discuten
con mi media voz.
Bajo el cielo gris en mi Tandil
como notas colgadas se detiene mi mirada,
mis labios parecen temblar en una rama,
mis manos, la puerta del sol en tonos menores,
¡es imposible saber si detrás de cada
nube se esconde una estrella,
pero puedo suponerlo!,
y alimentar la confusión de recorrer las sombras,
y conversar con el viento,
cada silbo es sólo un verso en clara sensación.
El cobrizo reflejo de mi cuerpo tamborea,
es como si quisiera el pecho desdoblarse
como en una presencia infinita,
¡y me abrazo como se abrazan los arroyos!,
sin fuego pero brindándose el aroma,
arrastrándose valiente y palpitante,
una escena del amor en pronta entrega.
Los sueños flotan
vacilantes, sin necesidad de palabras,
siento que es caprichosa mi pasión para mi instinto,
¡había una vez una voz entre un montón de arena!,
quizá los muros hablaron,
quizá se rasgó mi piel por tus labios,
quizá desperté ansiando tus manos,
quizá aún estoy de espaldas y de frente,
a la misma pared,
siento el fin de las etiquetas y
el dominio de los espejos,
siento que podría posarme en una bandada
de pájaros imaginarios.
T de S
MRGC
Namaste