Ayer me puse a regar
en el prado del recuerdo
miraba un par de lentes
que ya cayeron de viejos.
Si supieran los paisajes
vividos en esos vidrios.
Un hombre,algo cansino,
una mujer estupenda
con una falta cortita
casi sin cubrir las piernas.
Dos niños en el barrial
con un barco de papel
en una poza de agua
agitaban ese bajel.
Ese hombre semi encorvado
de pasos algo sinuosos,
un sombrero ya raído
siendo un libro de historia
de esa querida tierra.
Una trompeta tocando
a la entrada de la iglesia
en la puerta un papel
con el nombre aquel
y muchos como mirando
la última despedida.
Con mis lentes ya mojados
rodando por mis mejillas
el recuerdo de ese hermano
que sin ningún aspaviento
llegado como ese viento
del sur se fue volando
de mis ojos de recuerdos.