La lluvia me devuelve su
perfume cada vez
que te deseo,
¡quizá ningún empeño de mi
alma te aleje de mí!,
¡quizá la nada entre mis brazos
sea no estar tan lejos!,
y entre nadas y sombras volverme
el recuesto, cuando tu cuerpo
impaciente y a solas, de costado
en costado pese a las lágrimas, me nombra.
La mano de amor tierno me libera,
una voz suave, dos voces en una voz, me alcanza,
¡anda el poeta por los pasos de la luna!,
¡suyo el silencio de la palabra que no ha besado!,
nunca tu piel desnuda supo de mi atardecer,
nunca tu piel y mi piel fundidas,
nunca me quedé sin letras ni poemas, como ante ti.
No hay final cuando te amo,
no hay suspiro que remedie los colores de mi alma,
¿que si te amo?, ¡claro que TE AMO!,
puedes confiar en el sentir, en las ganas de un poeta,
puedes creer en la fuerza de sus paisajes más sedientos,
puedes hallar en sus momentos, ...
ahogos de furias,
ausencias de ti,
soberbias para sus adentros pero nada, ¡nada
que enrede los abismos de su amor!
Un café humea a mi lado,
ahora el sol brilla en lo alto ganando la batalla momentánea
con las gotas,
el brillo conversa con mis ojos,
¡tienen vida mis sollozos!,
a veces pasa que tras las murallas, mis caminos y mis
sombras se encuentran a solas,
que si son grises los campos,
que si es disperso y lejos el otoño que descansa,
que si la luna enamorada,
que si del valle y de mis sierras, ¡que si te amo!
Apenas cerca, a poca distancia de mí,
un árbol lastimado desde la última tormenta
parece estar lamentándose, como la tarde,
dos de sus hojas aguardan,
como los labios a cada expresión,
como mis cabellos a tus manos,
como las diminutas margaritas al caminante que lleva,
¡quizá ningún empeño de mi
alma te aleje de mí!,
¡quizá la nada entre mis brazos
sea no estar tan lejos!,
¿que si te amo?, ¡claro que TE AMO!
T de S
MRGC
Namaste