Mañana se dirá con firme acento,
el martillo le fue al yunque violento,
pero juntos dejaron bien forjada,
el arma del guerrero; su espada.
Mas todas las armas en su momento,
Se tornan para el pueblo en su tormento,
en nombre de la paz son fabricadas,
Y son para la guerra destinadas.
La mezcla de la calma y ajetreo,
levantan siempre polvo en su aleteo,
es un cántico de alarma y arrullo.
Entre las voces de grito y murmullo,
entre la tierra y el cielo se gesta,
una contradicción de luto y fiesta.