Y volvemos a la realidad, un mundo adverso, cruel, despiadado, lleno de problemas, convulsionado por la corrupción y el pecado, puerco, difícil de entender, sucio por sus flancos, y en su frente vacío de vergüenza. Ese mundo donde agacho mi cabeza y pienso ¿Dónde estás? Te recuerdo tan cerca de mí que a veces pienso que estoy loco y que en mi circula el amor que algún día te perteneció. Entonces mientras el ruido de la noche se conjuga con el silencio de la soledad, creo que escucho tu nombre dentro de mi pecho, y un frio oculto rodea mi cuerpo, y vuelvo a preguntarme ¿Dónde estás? ¿Que habrá pasado mientras estuve lejos, cuánto me perdí de ti, cuántas risas y llantos escaparon de tu alma, cuántas sonrisas y lágrimas tengo para ti? Es difícil creer que todo lo que un día tuve ya no tengo, que las horas pasan y el tiempo jamás se detiene a esperarte, ni tú lo hiciste, me olvidaste. Te vi hace unos días con otro, al que llamas amor, me sonreíste con hipocresía y tu mano envió un saludo a la distancia. Mi rostro explico lo mucho que me decepcionaste. Solo te mire con un gesto de adiós. Soportándome a mí mismo para no salir y decirte que aun te amo. Solo espero que este nuevo amor te de lo que no te di, te proteja de este mundo, te amé como jamás nadie te amado. Pues solo el tiempo dirá lo que ocurrirá con mí ser, solo el tiempo sanara mi herida y brindara un nuevo capítulo a mi destino.