En el castillo del tiempo te encierro,
de tu delicada piel soy demonio
sin pensar a jurar en matrimonio,
a pesar virtual es reja sin hierro.
Amenazantes tus labios purpúrea
donde leo siempre anónimo verso.
Vago transeúnte soy en tu universo
pues tu imaginada dicha marea.
Soy ramo de atardeceres que muere
sobre un pecho, atraído por aliño
extasiarse te implora como niño.
Instinto fogoso amarte sugiere,
en mar del deseo también navegas
en secreto, cual vino en las bodegas.
El señor de los fierros
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Soy un jazmín no olido en ramo de atardeceres, que se muere por tus amaneceres…